domingo, 22 de junio de 2008

Aquellos maravillosos años


Circulan con cierta profusión por Internet algunas sofisticadas trampas de carácter nostálgico. Uno abre despreocupadamente el mensaje remitido por un amigo o un familiar —de la misma edad: eso es importante— y se encuentra con un festival anacrónico de personajes, juguetes, series, chucherías o efemérides, una auténtica magdalena de Proust en versión cibernética. El recuerdo simultáneo de los Madelman, el regaliz de palo, Los Hombres de Harrelson, la pifia de Cardeñosa, los chicles Cheiw o los zapatos Gorila puede desencadenar un risueño viaje al pasado y un peligrosísimo retorno al presente. El horizonte dentado de la imagen tiene un efecto similar entre muchos montañeros navarros: es el que se divisa desde el puerto de Las Coronas, entre Navascués y Burgui, y ofrece un catálogo perfecto de las cumbres que abrieron las puertas del Pirineo a tantas biografías de altura, cuando ya San Donato o el Urkulu se quedaban pequeños, cuando el Txurregi empezaba a perder su encanto, cuando los caminos del Sayoa, el Adi o Peña Izaga habían revelado todos sus secretos. Repasando el perfil quebrado de la última línea —la más cercana al cielo—, cualquier veterano podrá ir encadenando los nombres, desde el Anie hasta el Collarada pasando por la Mesa, el Petrechema, el Acherito, el Ezcaurre, los Alanos, el Peñaforca, el Castillo de Acher, el Bisaurín y hasta el Anayet, pero podrá volver además a sus primeras ascensiones, cuando todo era nuevo, cuando los senderos y las cumbres aún estaban por estrenar, cuando el horizonte no se terminaba nunca.

1 comentario:

jefoce dijo...

Este hilo es precioso también. Poeta, que eres un poeta. Mira, todas las cimas que has nombrado tengo hechas. Pero me quedan tantas aún... Eterno sino del montañero. Un fuerte abrazo.