sábado, 28 de junio de 2008

Las cruces de Montejurra

En Montejurra, los caminos conducen a la vez hacia la cumbre y hacia la historia. El 16 de noviembre de 1835 tuvo lugar en torno a la cima una batalla que enfrentó a las tropas del general Cristino Fernández de Córdova y a las que mandaba el general Eguía, uno de los militares carlistas de la primera hora. Cuarenta años más tarde, entre el 7 y el 9 de noviembre de 1873, ya en la tercera guerra, la montaña y sus alrededores fueron el escenario del formidable enfrentamiento que sostuvieron 17.000 liberales y 9.000 carlistas. La victoria fue para los segundos, animados por la presencia del pretendiente Carlos VII. A raíz de aquel desenlace, Montejurra se convirtió en la gran cita del carlismo: todos los años se celebraba una romería que terminaba junto a la ermita de San Ciprián y la gruta del Cristo negro. En los últimos años del régimen de Franco, el encuentro fue además uno de los pocos actos de oposición a la dictadura más o menos concurridos. En varias ocasiones se celebró de forma semiclandestina. La historia más reciente de Montejurra está marcada por los sucesos que tuvieron lugar durante la romería del 9 de mayo de 1976. El carlismo se hallaba dividido entonces entre los partidarios de Carlos Hugo de Borbón Parma —que pretendía reorientar el movimiento hacia el “socialismo autogestionario”— y la Comunión Tradicionalista Carlista. Los incidentes fueron la consecuencia de un montaje presuntamente diseñado por los servicios secretos españoles bajo el nombre de “Operación Reconquista”: se quería rescatar el nombre sagrado de Montejurra y se eligió a Sixto de Borbón-Parma, hermano de Carlos Hugo, como cabeza visible de todos aquellos que se sentían traicionados por la deriva ideológica del carlismo oficial. A la cita acudieron tradicionalistas de buena fe, pero también mercenarios y activistas de la ultraderecha que con el tiempo formarían parte del Batallón Vasco Español y de los GAL. El día de la romería, con el monte ocupado “militarmente” por las “tropas” de Sixto y una Guardia Civil sospechosamente pasiva, los enfrentamientos no se hicieron esperar. Hubo disparos junto al Monasterio de Irache y al lado de la cima, y el balance fue de dos muertos: Aniano Jiménez Santos y Ricardo García Pellejero.

1 comentario:

Ander Izagirre dijo...

Un rincón curioso de la historia de Montejurra. Ramón Ábrego, labrador de Igúzquiza, hombre sin estudios pero sabio, conocedor minuciosísimo de la historia de Navarra, arqueólogo por pura afición, descubrió los fragmentos de una obra asombrosa: un acueducto de tres kilómetros que recogía las aguas de Montejurra y las bajaba hasta el castillo de los Vélaz de Medrano, en Igúzquiza. Ramón sospechó de algunas losas acanaladas que veía en las casas de los pueblos: eran trozos del acueducto. Y desenterró hasta un centenar de fragmentos más.

Sólo es uno de los hallazgos arqueológicos de Ramón, que combina la lectura detallada de crónicas antiquísimas y el manejo del tractor en sus tierras. Con este método ha desenterrado restos celtas, romanos y medievales.

Llegué a él por medio de los Muruzábal, evidentemente.