jueves, 9 de julio de 2009

Bosques y arquitectura



El finlandés Alvar Aalto aún era un niño y aún estaba muy lejos de ser un gran arquitecto cuando su familia se trasladó a Jyväskylä, “un cosmos de lagos, crestas y bosques” que inspiró muchos de los proyectos y diseños que le harían famoso tiempo después. Su abuelo Hackstedt era el director de la Escuela Forestal de Evo y le dio un consejo que nunca olvidaría: “El bosque puede arreglárselas sin el hombre, pero el hombre no puede arreglárselas nunca sin el bosque”. No es difícil encontrar ecos de ese planteamiento en la arquitectura y en los escritos de Aalto. “No nos consuele el hecho de que el paisaje de Finlandia Central sea difícil de arruinar —explicó una vez—. Considerando la cantidad de posibilidades que ofrece, los atentados realizados contra el paisaje hieren aún más dolorosamente el ojo crítico…”.

(En la foto, I y R se adentran con respeto en el bosque que rodea Roncesvalles, todavía un hayedo difícil de arruinar. Las frases entrecomilladas del texto están tomadas del folleto La Jyväskylä de Alvar Aalto, editado por el museo que lleva el nombre del arquitecto finlandés)

1 comentario:

Sergio dijo...

Sabias palabras, extensibles al mar, la montaña, el mundo,...